lunes, 7 de enero de 2008

El show de la maternidad

Preparada. La actriz participó de los castings del nuevo ciclo y hasta pidió consejos sobre cómo conducir el programa. A pesar del cambio, insiste en que no quiere ser el referente de ninguna madre. Andrea del Boca está cambiando. Luego de dos actos fallidos (léase: Salvame, María y Gladiadores de Pompeya, dos ficciones que duraron no más que un suspiro) la Celeste siempre Celeste de las telenovelas se tiró a la pileta con propuestas totalmente diferentes de las que venía haciendo desde que se bautizó en la pantalla chica con Papá Corazón. Primero comenzó a producir la secuela de Perla negra (aquella novela que protagonizó junto a Gabriel Corrado), después se vistió de psicópata para participar en un episodio de Mujeres asesinas y más tarde se animó a ser jurado en el concurso musical High School Musical, la selección. Dejando por un rato su veta artística, mañana a las 19 debuta por primera vez como conductora en el nuevo ciclo de Canal 13, La mamá del año. La idea del ciclo es mostrar distintas historias de mujeres en el que compartirán sus experiencias, y mediante un panel de especialistas –médicos, psicólogos, periodistas– y la participación del público, se buscará a la mejor madre argentina. “Hace dos días que no duermo de los nervios. Con el tiempo me acostumbré a exponerme detrás de un personaje pero esta vez voy a ser yo. Haber estado en televisión desde tan chica generó esa idea de que todo el mundo cree conocer mi vida de alguna manera. Por eso creo que va a estar bueno poder mostrarme yo misma. Esto me va a acercar más a la gente, se va a sentir identificada conmigo como persona y no como actriz.”

—¿A qué se debe este cambio? —Me gustó el desafío. Soy una persona a la que no le gustan las estructuras. Todo cambia. Para mí es bueno porque lo veo como crecimiento. Es explorar y transitar distintos caminos, y que siempre salga algo bueno. Hacía tiempo me habían propuesto distintos proyectos para conducir, pero por ese entonces no me pareció que fuera el momento.


—¿Y por qué este programa en particular? —Hay ciclos que son de entretenimiento puro y algunos sólo de corte social. Pensé que estaba bueno poder mostrar las dos cosas juntas. No pretendo enseñar nada a nadie, sino plantear ciertos temas y aprender de ellos. Hay que tratar de unir porque la verdad es que no podemos esperar que el Estado, el gobierno de turno o la escuela nos solucionen los problemas. Tenemos que tratar de hacer algo y me parece que está bueno que un medio tan popular como es la televisión, que se mete sin pedir permiso, accione.


—¿Pensaste que podrías convertirte en un referente? —La verdad no me siento modelo ni ejemplo ni nada. Soy una madre a la que le pasan las mismas cosas que a cualquier mamá. También somos madres que al mismo tiempo no abandonamos nuestras profesiones, porque deseamos ser alguien en la vida. A veces hay un peso de si llegás a un lugar es porque sos la esposa de, o la hija de... Cuando escuchaba el discurso de nuestra Presidenta decía justamente eso, a veces tenemos ese peso agregado. Eso lo tenemos que revertir. Las mujeres estamos demostrando nuestras capacidades. No somos ni mejores ni peores. Sólo depende de lo que trabajemos para conseguirlo.


—¿En qué estado está “Perla negra 2”? —Mi idea como productora era armar un equipo de producción para comenzar a exportar y poder generar la misma oportunidad que a mí me dieron. Después la realidad tuvo que ver con realidades económicas que a una la exceden. Había mucho conflicto y tironeo con los actores y las productoras independientes. No quiero presionar, pero siento que no es el momento. Ya va a llegar.


—¿Te resultó desgastante producir? —No, me encantó. Soy una kamikaze. Pero empezar algo para interrumpirlo diez días es un costo muy alto que como productora independiente no lo iba a poder asumir. No puedo a mitad de grabaciones decir: “Muchachos, no seguimos”. Y no creo que la ficción lo merezca.


—¿Qué tan difícil es encontrar buenas propuestas de ficción? —La época del teléfono blanco que llamaban a Greta Garbo se terminó. Hay que salir a generar proyectos porque a veces te ofrecen lo que los demás quieren ver de vos y está en uno mostrar otra faceta, lo que en realidad te gustaría hacer. Hay gente que por ahí no se anima, a mí me gustó, por ejemplo, estar en Mujeres asesinas.


—¿Cómo te viste? Mala, muy mala. Tendría que hacer más seguido ese tipo de papeles. Me sale muy creíble (risas). Me gustó correrme del lugar de la heroína sufrida. Hay mucho estereotipo en televisión. Yo fui una de las primeras que peleó para cambiarle ese tono a las chicas buenas, permisivas, para convertir un personaje más combativo, más contestatario a través del humor.


—¿Encontraste en la actualidad alguna sucesora? —Nadie hereda el lugar de nadie. Una es la que se gana, de a poco, su propio espacio. Edición Impresa Domingo 6 de Enero de 2008 Año II Nº 0223 Buenos Aires, Argentina




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