ANDREA SOLIDARIA

“Andrea es una de las personas con más convicción que he conocido. Y mirá que he conocido a muchas a lo largo de mi vida”. Quien habla es el empresario cubano americano René Rodríguez, a quien la semana -en un programa radial- lo vincularon sentimentalmente con la actriz. En diálogo con la revista Semanario, él se encargó de aclarar que “nada más lejos de la realidad. Lo que me une a Andrea es una vínculo meramente profesional. Aunque por supuesto la admiro como persona, porque es una mujer increíble. Casualmente cuando los atendí (por Semanario) hablaba con ella por la otra línea”. Es que René se encarga de asesorarla en todo lo concerniente a la comercialización de sus programas en el exterior, “principalmente a Medio Oriente donde, para mi sorpresa, ella tiene una repercusión inmensa”, afirma Rodríguez. Pero también la secunda en todo lo concerniente a las tareas solidarias de la “Fundación Andrea del Boca”.

Mientras Andrea resuelve el problema del galán icognito de Perla Negra, la historia continúa también avanza con su proyecto solidario. Un paso importante fue la adquisición de una casona antigua en Baradero, donde Rodríguez tiene una casa de campo, que es sede de su fundación. EL objetivo principal es ayudar a los más necesitados a generar recursos por sí mismos. “Si ves que un hombre tiene hambre, dale un pescado. Si quieres que no vuelva a tener hambre, enséñale a pescar. Ese es el lema”, cuenta René y agrega: “Andrea es muy católica y su idea es crear pymes en las que la gente pueda trabajar”. Para 2010 planean tener listas cuatro sedes más en Chaco, Tucumán, Jujuy y Concordia, Entre Ríos. Hasta ahora las gestiones van viento en popa, incluso la actriz tiene línea directa para charlar sobre el tema con Cristina Kirchner. “En su última conversación hablaron de los dos tipos de país que conviven acá, -confiesa Rodríguez, que por razones de seguridad prefiere que no se publiquen fotos suyas- ambas son conscientes que de la General Paz hacia fuera (refiriéndose al lado de provincia) surgen muchas otras necesidades”

María Laura Ponce para Revista Semanario